“Aquí nos visualizan como persona con discapacidad -en singular- y nuestra realidad es plural, porque la afectación no es solamente para la persona que la vive, sino para su familia” Relata Magdalena, una mamita cuidadora de dos hijos con discapacidad.
Muchas veces hemos escuchado hablar de inclusión, de inserción o acompañamiento; hemos visto como nuestra ciudad surge creando y adecuando espacios para las personas con discapacidad, hemos innovado con ayudas tecnológicas para intentar romper las barreras entre las personas con y sin discapacidad. Pero, ¿hemos hecho la tarea correctamente?
La historia de hoy nos hará preguntarnos por quienes empujan diariamente una silla de ruedas, o por los que aprenden a ser enfermeros, cocineros, peluqueros, profesores y hasta modistas por un ser querido, o por los que sacrifican sus días y noches por el bienestar de otro, o por los que simplemente viven su vida en función de alguien más.
