La plaza de mercado del 7 de agosto y sus alrededores son un epicentro de trabajo y comercio de la localidad de Barrios Unidos. Fundada oficialmente en 1972, la plaza funcionó como un centro de abastecimiento de granos, frutas y verduras desde los años 50 en un predio donado por la familia Nemesio Camacho: sí, la misma que entregó el predio donde hoy funciona el estadio ‘El Campín’.
Antes de pasar a manos del Instituto para la Economía Social (IPES), entidad Distrital encargada de brindar alternativas productivas a la población de la Economía informal, este punto surtía a la ciudad con productos de la región Cundiboyacense, Santander y Boyacá. No contaba con la infraestructura con la que cuenta hoy en día; se trataba tan solo de un arrume de casetas improvisadas por comerciantes que se montaba y desmontaba constantemente.
Ese mismo tipo de casetas improvisadas se organizan hoy alrededor de la plaza, sobre la carrera 24 y las calles 76 y 77, pero ahora con ventas informales de todo tipo: desde yerbas hasta utensilios de cocina. Además, en años recientes la zona ha expandido su potencial económico y comercial con la fundación de numerosos restaurantes de alto reconocimiento.
Hoy, taquerías, corrientazos, restaurantes de grandes chefs y otras propuestas gastronómicas hacen del 7 de agosto uno de los puntos de actividad gastronómica en auge de la ciudad, condensando todo tipo de actividad económica en un solo espacio.
Para muchos de estos comerciantes su labor sigue siendo un trabajo de calle, un trabajo en el que deben rebuscarse y protegerse diariamente entre el uso irregular del espacio público y la elitización gastronómica del barrio. Estas condiciones traen consigo la obligación de acomodarse constantemente a un panorama económico exigente y volátil.
Desde la Alcaldía Local de Barrios Unidos hablamos con varios de estos comerciantes, con recicladores y dueños de puestos comerciales del barrio para entender cómo intervenir la zona de manera provechosa para todos. Nos enfocamos en proteger el uso adecuado del espacio público, el respeto por el rebusque de comerciantes y vendedores informales de la zona y trabajamos continuamente con recicladores, habitantes y visitantes recurrentes de la zona con el fin de seguir entendiendo sus preocupaciones, dificultades y visiones sobre una zona que ellos conocen mejor que nadie.
Nuestro objetivo es implementar medidas que mejor se acomoden a las exigencias de todos y todas para cuidar y reactivar la zona y así asegurar el disfrute “del 7” para los habitantes de la localidad y de la ciudad en general.
