Cada vez que queremos comprar unos zapatos buscamos siempre unos que se ajusten perfecto al tamaño de nuestros pies, unos que se sientan cómodos al caminar y unos que vayan perfecto con el estilo que cada uno ha construido con el pasar de los años. Pero debemos tener en cuenta que no todos tenemos el pie del mismo tamaño, que lo que para mí representa comodidad, para otro puede ser desagradable y que el estilo que alguien ha construido durante su vida puede ser opuesto al estilo de otro.
Pues bien, la historia que Talentos Unidos les trae para el día de hoy, trata sobre unos zapatos; unos zapatos algo ajustados, también algo remendados y un poco empolvados, pero, al fin y al cabo, unos zapatos que han durado más de 20 años caminando, muchas veces por trocha y otras por carretera. Hoy nos pondremos en los zapatos de Sorany.
Sorany tiene como emprendimiento unos zapatos que ella misma hace con los tarros del ENSURE que su hijo David consume como único alimento de vida. Estos tarros los convierte, con ayuda de cartón y paños lencis, en zapatos que distribuye para ventas en la Tienda Sin Barreras. Tarros en forma de zapatos que sirven para poner esferos, brochas o servilletas, tarros convertidos en arte que pueden encontrar a $5.000 o a $12.000 dependiendo del tamaño, tarros que proporcionan el sustento de David y el de su familia, tarros que nos llevan a ponernos en los zapatos de esta familia que día a día se levanta con la idea de vender más y más tarros transformados en zapatos.
Sorany tiene dos hijos, David es el mayor, tiene 21 años y nació con discapacidad. Él tiene un diagnóstico de parálisis cerebral espástica y depende 100% de su madre. Por otro lado, Sorany cuenta con el apoyo y el amor de su segundo hijo, Brayan, que con tan solo 16 años ayuda y cuida de su hermano y su mamá. Es una familia pequeña, pero con un corazón gigante, tan gigante que abrieron las puertas de sus hogares a una nueva integrante más, se trata de Jennifer, ella es la enfermera de David, una mujer que día a día se levanta muy temprano para llegar a la casa de David y atenderlo en todas sus necesidades.
Esta enfermera de 12 horas la proporciona la IPS de David y si bien, es de gran ayuda para su familia, no es suficiente para todo lo que representa ser madre cuidadora de un hijo en condición de discapacidad.
“Para muchos es muy fácil opinar sobre cuál es el papel correcto de una madre o sobre las actitudes y comportamientos que una madre debe tener con sus hijos, pero lo cierto aquí es que cada una de las mamás vive un proceso diferente y quien se atreva a juzgarme a mí como madre estoy dispuesta a prestarles mis zapatos, para que vivan mis penas, mis luchas, mis dudas, para que se tropiecen con las piedras que yo me he tropezado y para que se levanten como yo lo he hecho, sólo si pueden hacerlo, están en disposición de juzgarme, de lo contrario no” Añade Sorany.
Sorany, aprovechando la gran ayuda que su IPS le proporciona, está haciendo su carrera para convertirse en enfermera. Sueña con adquirir los conocimientos necesarios para cuidar de su hijo David y del mismo modo llevar un sustento más grande a su familia.