En una conversación que fluye entre recuerdos y motivaciones, Ángela Caicedo González, una emprendedora arraigada en el corazón del 12 de Octubre, comparte su trayectoria y pasión por el emprendimiento. Desde el barrio que la vio nacer hasta los talleres del Centro Obrero, Ángela ha tejido su camino entre hilos y agujas, forjando un legado de creatividad y dedicación.
Su vida está marcada por el cuidado de una persona especial, su hermana sentimental, quien, debido a su estado de salud, requiere atención constante, convirtiendo cada día en un desafío y una oportunidad para superarse. La motivación para emprender surge en medio de encuentros ciudadanos y conferencias que invitan a pensar en el desarrollo local y en nuevas formas de generar ingresos. La crisis económica impulsa a Ángela a buscar alternativas para sostenerse económicamente, dando inicio así a su viaje en el mundo de las manualidades.
Con habilidades adquiridas en los talleres del Centro Obrero y una pasión por la costura y el bordado, Ángela se sumerge en la creación de piezas únicas. Desde camisetas bordadas hasta mantelería finamente trabajada, su catálogo abarca una amplia gama de productos, cada uno elaborado con esmero y atención al detalle. Sin embargo, el camino del emprendimiento no está exento de desafíos. La competencia es feroz en el mundo de las manualidades, y Ángela reconoce a la "53" como su principal rival. A pesar de ello, su determinación y amor por lo que hace le permiten enfrentar los obstáculos con valentía y perseverancia.
En cuanto a los métodos de pago, Ángela ofrece flexibilidad para adaptarse a las necesidades de sus clientes, asegurando siempre la satisfacción de quienes confían en su trabajo. Su compromiso con la puntualidad y la calidad se refleja en cada pedido, convirtiéndola en una referencia confiable en su comunidad. Al dirigirse a los nuevos emprendedores, Ángela les brinda palabras de aliento y sabiduría, recordándoles la importancia de la constancia y la perseverancia en el camino del emprendimiento.
Aunque el inicio pueda ser difícil, cada paso adelante es un logro que vale la pena celebrar. En resumen, la historia de Ángela Caicedo González es un testimonio de resiliencia, creatividad y determinación. A través de su emprendimiento, no solo ha encontrado una forma de sostenerse económicamente, sino también de compartir su pasión y talento con el mundo que la rodea.
